Descripción
La Alquimia del Mediterráneo y el Atlántico
Dos Variedades, Dos Suelos, Un Destino
Lo más fascinante de este vino para el aficionado es entender por qué se mezclan estas dos uvas y, sobre todo, por qué se plantan en suelos diferentes. Enrique Mendoza practica aquí una viticultura a la carta:
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La Merlot (La Elegancia): Se planta en tierras areno-limosas con cantos rodados. ¿La lección? Las piedras en superficie reflejan el sol y el sistema de poda “doble-guyot” ayuda a retrasar la maduración. Esto es vital para que la Merlot en Alicante no se “queme” y mantenga su frescura y notas de ciruela.
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La Monastrell (La Raza): Se cría en suelo franco-arenoso y en estricto secano. Al sufrir un poco más la falta de agua, la uva se concentra, aportando la estructura, el color y el carácter de monte bajo. El resultado es un vino “redondo”: la Monastrell pone el esqueleto y la Merlot pone la carne y la suavidad.
Elaboración Artesanal: ¿Por qué Decantar?
Este vino ha sido tratado con el máximo respeto, fermentando la uva entera para potenciar la fruta. Al ser un vino de mínima intervención y larga crianza (12 meses), es posible que encuentres sedimentos naturales en el fondo de la botella. Lejos de ser un defecto, esto garantiza que el vino no ha sido sometido a filtrados agresivos que le arranquen sabor. Por ello, recomendamos decantar el vino suavemente unos 20-30 minutos antes de servir. Al hacerlo, no solo separas los posos, sino que permites que el oxígeno abra los aromas de café y pimienta que la madera ha otorgado al vino.
Recomendaciones de Maridaje
Gracias a la mezcla de uvas, es un vino mucho más versátil que un Monastrell puro.
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La Merlot lo hace amable para platos de pasta con salsas intensas (bolognesa, ragú) o quesos de media curación (Manchego, Gouda añejo).
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La Monastrell le da fuerza para aguantar carnes rojas a la piedra, guisos de legumbres y, por supuesto, los tradicionales arroces alicantinos de conejo y serranas.
